miércoles, 1 de junio de 2016

ESTE JUEVES: BITÁCORAS DE UN NAUFRAGO




Este es el relato que tuvimos que hacer en Vilafamés, entre visitas, comilonas y paseos por calles empinadas que nos dejaban sin aliento. A pesar de todo sacamos minutos de segundos y pudimos escribir. Yo os confieso que fue difícil para mí sin tener a mano mi ordenador, con las musas revolucionadas por el viaje y sin tiempo para sentarme con la tranquilidad que se requiere a la hora de inspirarse. Dicho todo esto que es casi una disculpa para que no me juzguéis duramente me dispongo a pasarlo desde la hoja que me tocó en suerte en el VII Encuentro Juevero. Creo que no tuve mala suerte con el tema, hubo otros que seguramente nadie hubiera elegido, o sí, porque en este grupo hay escritores muy diversos.

La navegación comenzó como estaba previsto. Se zarpó a la hora convenida y pusimos rumbo a nuestro primer puerto, Bailén, donde embarcaríamos un valioso cargamento.
Durante la travesía el tiempo nos fue favorable y los mares que fuimos surcando se mostraban tranquilos. Nos movíamos dejando una estela de espuma blanca que se iba perdiendo así que avanzábamos. Atravesamos mares de diversos verdores. Casi a mitad de nuestra ruta nos adentramos en un mar verde oscuro de fondos rojizos y brillos aceitunados. Unas millas más y los verdes de la costa del levante se tornaron más brillantes, verdes intensos, reflejos luminosos, mares de azahares. De pronto comenzamos a zozobrar, la proa se empinaba peligrosamente, habíamos entrado en una zona de rocas de tonos rosados, y en varias ocasiones tuvimos que virar para evitar escollos y recuperar el rumbo. Quizá solo fueran unos minutos en ese subir y bajar, nos escorábamos sin control, y fue preciso maniobrar con precaución para enfilar la proa hacia el lugar marcado en nuestras coordenadas.
Después de aquellos momentos desconcertantes todo en mi mente se vuelve borroso. Caí en un profundo sopor y entre sueños creo haberme visto rodeada de amigos. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que nos hicimos a la mar. Entre los objetos que he rescatado estaba este cuaderno en el que he anotado lo que recuerdo del viaje. Mañana más descansado inspeccionaré los alrededores.



18 comentarios:

Tracy dijo...

No te disculpes porque está de maravilla, era un tema complicado y más en esas circunstancias, lo mejor es lo bien que lo pasásteis y encima lo habéis compartido ¿qué podemos pedir más?

Unknown dijo...

Leer la historia de este náufrago es una verdadera delicia. Como lo es todo lo que escribe.

Montserrat Sala dijo...

Y no hubo ningón faro? la verdad es que pensé al decir que te Habia tocado el tema, que aprovecharias todos tus conocientos sobre faros y fareros para redactar una diferente entrada. Pero no te preocupes en absoluto, amiga. Porque lo que has escrito está SOBERBIO!!!
Un abrazo y muchos recuerdos.

censurasigloXXI dijo...

Genial, genial... Al igual que Montserrat también esperaba ese faro a la vista, pero claro, dudo mucho que en un lugar perdido hubiera uno, a no ser que esos alrededores tuviesen uno a la vuelta de la esquina.

Un abrazo y gracias, me encantó conocerte.

Juan L. Trujillo dijo...

Si estás tranquila, con el ordenador a mano y con el olor del estero, entrando por tu ventana, eres capaz de reescribir la Odisea.
Enhorabuena.
Un beso.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Te salió estupendo, real, real, parece que esté en ese barco y en la zozobra del mismo.
Un abrazo

rosa_desastre dijo...

Me gusta tu travesía, los mares verdes de olivos, la sal del encuentro y esa desmemoria para no alejarse de los lugares, las cosas y las gentes que nos hacen felices.
Un abrazo

Unknown dijo...

Un naufragio, Leonor, en el que nos sentimos tranquilos por haber resultado ilesa.
Una bitácora ,con un texto hermoso , donde registras tus datos de la navegación ,y el desarrollo de tu viaje para dejarnos constancia de todo lo ocurrido.Me encantó tu escritura distinguida y sentida .Mi enhorabuena por ser como eres

El Demiurgo de Hurlingham dijo...

Bien planteado tu relato.

Juan Carlos Celorio dijo...

Me encantó poder degustar tu relato así, escrito, con pausa. Nuestra ruta fue por mares más al norte, pero esa misma sensación nos quedó de lo que encontramos en el puerto.
Besos.

Sindel Avefénix dijo...

Qué bien lo resolviste, Leonor! Un relato que tiene un ritmo ágil, bien descripto en sensaciones y con un final muy bueno.
Un beso :)

Pablo dijo...

Hola; el relato está genial. Se puede decir que es todo un viaje, con sus rocas, sus giros y, hay que decirlo, con sus superaciones. Un abrazo.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Has descrito con lujo de detalles algunos de los motivos por los que le temo a navegar...esos vaivenes, la posibilidad de tormentas, la profundidad en la que acechan mil peligros... todo eso intimidando y oscureciendo todas las bondades que, por otra parte sé que tiene el mar, logrando inspirar el afán aventurero en los navegantes... pero eso no va conmigo jejeje
Un fuerte abrazo

Lola Barea dijo...

Desde el blog de María José he llegado aquí.
Hola Leonor, me ha gustado tu relato, me alegro de estar aquí, lo he disfrutado.

Saludos, feliz fin de semana.

Lola.

Mag dijo...

Maravilloso el paseo por el tono turquesa, azul o verdes de tus mares... Y ese momento de zozobra donde el caos, a pesar de ello, es controlado...
Y bueno, en tierra y con el paso de los días, el sol brillará como antes o mejor... porque hay una experiencia que te hace estar más vivo.

Genial te ha quedado.
Un beso enorme.

Encarni dijo...

Mira cuando en Vilafamés leíste el relato, y decías que la primera parada fue en Bailén con un valioso cargamento, me sorprendió tanto, que me contuve para no ir hasta donde estabas y darte un achuchón. La verdad es que fueron unos días muy bonitos y provechosos. Y nos conocimos más, jejeje. Un beso grande para ti y para Diego.

María José Moreno dijo...

Yo veo un relata muy acorde a las circunstancias. Lo que no sé, como dice Encarni, cómo vas a llegar en barco a Bailen con el cargamento jajaj , pero quitando eso, genial. Gracias por participar. Un beso

Anónimo dijo...

Como tengo información privilegiada y sé el valioso cargamento que os esperaba en Bailen, corroboro lo acertado de tus palabras y lo hermoso de esa singladura. En el puerto de destino os esperaba un grupo de amigos para daros un abrazo de bienvenida. Al final, a pesar de posibles avatares, fué una maravillosa aventura la compartida nuevamente con vosotros.
Un fuerte abrazo.